Cuida tu columna vertebral
La Columna Vertebral (CS) está formada por huesos, articulaciones, ligamentos y músculos preparados para soportar el peso, y con ello proteger la integridad de las estructuras neurológicas: la médula espinal y los nervios. Cuando el peso supera el límite que estas estructuras inherentemente pueden soportar, podemos estar ante lesiones de SC con o sin daño neurológico.
Las lesiones de SC pueden ocurrir en cualquier situación del día a día: caídas, traumatismos menores, gran impacto o intensidad, accidentes de tráfico o laborales, así como accidentes recreativos relacionados con actividades deportivas y buceo.
Las consecuencias del trauma causado por estos accidentes pueden ir desde un pequeño hematoma y dolor localizado, hasta fracturas que pueden ser estables o inestables, o daños severos en estructuras neurológicas con deterioro funcional.
El tratamiento varía según el tipo y la gravedad de la lesión. Con hematomas simples, los analgésicos son suficientes. En las fracturas estables se puede intentar inicialmente el llamado tratamiento "conservador", que consiste en reposo, analgésicos y, en ocasiones, el uso de una órtesis (corsé o collarín cervical). En las fracturas inestables existen varias posibilidades de tratamiento quirúrgico. La más sencilla es el refuerzo de la columna vertebral con cemento a través de una cánula (vertebroplastia), la colocación de fijadores internos para permitir la estabilidad y consolidación de la fractura, o una técnica que resulte en la fusión entre las vértebras (artrodesis). Cabe señalar que en los últimos años estas técnicas han evolucionado notablemente, son mínimamente invasivas y pueden realizarse de forma percutánea, reduciendo la agresión quirúrgica y acortando el tiempo de recuperación.
En cuanto a la prevención, especialmente en las personas mayores, donde una alta prevalencia de osteoporosis contribuye a la fragilidad ósea de la CV, se debe realizar un tratamiento adecuado de esta patología. En este grupo de población más frágil, donde suele haber dificultad en la locomoción, se deben prevenir las caídas retirando ciertos obstáculos (p. ej. alfombras y escalones), también es útil el uso de ayudas como muletas o andador para facilitar la marcha, aunque estos siempre requieren un entrenamiento previo con un fisioterapeuta. Para la población en general, la prevención implica el cumplimiento de las normas de seguridad vial (cinturón de seguridad, límites de velocidad) para minimizar una posible lesión derivada de un accidente. Cumplimiento de las normas de higiene y seguridad en el trabajo para reducir la frecuencia y el número de accidentes. Evitar en lo posible aquellas actividades que impliquen riesgos innecesarios ya que son una causa muy frecuente de traumatismo cervical y medular. Al bucear en el mar o en la piscina, antes de bucear asegúrese de que no está buceando en un fondo poco profundo o que no hay rocas.
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