Terapia de ondas de choque de baja intensidad
La disfunción eréctil (DE) es la incapacidad recurrente para obtener y mantener una erección que permita una actividad sexual satisfactoria. Es una manifestación sintomática de patologías aisladas o asociadas.
Una erección normal ocurre cuando un músculo dentro del pene se relaja. Esto permite un mayor flujo de sangre a través de las arterias del pene, llenando dos cámaras dentro del pene y restringiendo el flujo venoso. Es un proceso muy complejo, afectado por cambios asociados a hipertensión arterial, diabetes, tabaquismo, dislipemia, enfermedades neurológicas, trastornos hormonales, uso crónico de algunos medicamentos y trastornos psicológicos.
La DE es la disfunción sexual masculina más común después de los 40 años. Se estima que más de 150 millones de hombres en el mundo tienen algún grado de DE, y hay estudios que apuntan a una prevalencia superior al 50% en la edad de 40 -70 grupo. Sin embargo, aunque el aumento de casos con la edad es evidente, la DE no es una consecuencia inevitable del envejecimiento y, por lo tanto, no debe considerarse un tabú o una tragedia.
ED puede tener una variedad de causas subyacentes; origen vascular, donde la aterosclerosis, la hipertensión arterial y el tabaquismo son las principales causas; origen endocrino, como la presencia de diabetes, síndrome metabólico o cambios en las hormonas sexuales. Se estima que entre un 35% y un 75% de los diabéticos pueden tener algún grado de DE, valores que pueden sobreestimarse si a la hipertensión arterial se le suma la diabetes. Algunas condiciones neurológicas también precipitan la presencia de DE, como la enfermedad de Parkinson, la demencia, las enfermedades desmielinizantes y las lesiones de la médula espinal en niveles que afectan la erección y/o la eyaculación.
La primera valoración de la DE es clínica y se realiza en la consulta del médico. Esto incluye estudiar la historia sexual del paciente y de su pareja (preferencias sexuales, ansiedad por el desempeño sexual, nivel de atracción por la pareja), conflicto dentro de la relación, entre otros). Por tanto, la identificación de comorbilidades y/o factores de riesgo es muy importante para identificar el posible origen y recomendar el mejor tratamiento.
El abordaje inicial de la DE es el control de los factores de riesgo y la educación para el cambio de estilo de vida, sensibilizando al paciente sobre la patología, formas de tratamiento y resultados esperados.
Además de cambios en el estilo de vida, consejería y psicoterapia/terapia sexual, el tratamiento terapéutico clásico incluye varios medicamentos orales, intraarteriales e inyectables, así como la colocación de prótesis de pene.
En los últimos años, la terapia con Ondas de Choque de Baja Intensidad, también conocidas como ondas electromagnéticas, ha revolucionado el abordaje de la DE. Es una opción terapéutica no invasiva más con un gran perfil de seguridad (efectos adversos inapreciables). Actúa recuperando las lesiones vasculares existentes en el tejido eréctil, es decir, la posibilidad de revascularizar el tejido dañado activando así los miofibroblastos, considerando que el riego sanguíneo es fundamental para la erección.
Estudios recientes muestran que este tratamiento por sí solo es efectivo, pero también como una forma de potenciar los efectos de la terapia farmacológica. Actualmente, la Terapia de Ondas de Choque de Baja Intensidad forma parte de las guías de las principales sociedades internacionales, como la Asociación Europea de Urología.
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