La historia de la ópera en Portugal

Los orígenes de la ópera en Portugal
La ópera llegó a Portugal en el siglo XVIII, influenciada por las corrientes italianas. El Teatro Real do Paço da Ribeira, en Lisboa, fue el primer espacio dedicado a este género, inaugurado en 1755. Sin embargo, el terremoto de ese mismo año destruyó el teatro, retrasando su consolidación. Aun así, la corte portuguesa, especialmente bajo el reinado de D. João V, promovió la música lírica, contratando compositores italianos como David Perez.
El siglo XIX: consolidación y auge

Durante el siglo XIX, la ópera se popularizó en ciudades como Lisboa y Oporto. El Teatro Nacional de São Carlos, inaugurado en 1793, se convirtió en el epicentro de la ópera en Portugal, rivalizando con teatros europeos. Artistas como la soprano Luísa Todi, nacida en Setúbal, alcanzaron fama internacional. Además, compositores portugueses, como Alfredo Keil, autor de la ópera "Serrana" (1899), comenzaron a destacar.
Ópera y cultura portuguesa
La ópera en Portugal no solo fue un entretenimiento elitista, sino que también influyó en la cultura local. El fado, por ejemplo, incorporó elementos líricos de las óperas italianas. Además, teatros como el Coliseu do Porto (1941) acogieron tanto ópera como espectáculos populares, democratizando el género. Hoy, eventos como el Festival de Ópera de Braga mezclan repertorios clásicos con obras contemporáneas.
Recomendaciones para amantes de la ópera

Si visitas Portugal, no dejes de explorar su herencia operística:
- Teatro Nacional de São Carlos (Lisboa): Ofrece temporadas regulares y visitas guiadas.
- Casa da Música (Oporto): Programa óperas modernas y talleres educativos.
- Museu Nacional do Teatro: Alberga vestuarios y documentos históricos.
Para experiencias únicas, consulta programas como Ópera na Mouraria, que lleva el género a barrios históricos.
La ópera portuguesa en la actualidad
Hoy, Portugal mantiene una escena operística activa, con compañías como la Companhia Portuguesa de Ópera y festivales internacionales. Jóvenes talentos, como la mezzosoprano Catarina Molder, ganan reconocimiento. Además, la ópera se ha integrado al turismo cultural, con paquetes que incluyen funciones y recorridos por teatros históricos.

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