Señoras, mimen su corazón. Enfermedad cardiovascular en el paciente femenino.
Cada año, en Portugal, hay unas cuatro mil mujeres más que mueren de ECV en comparación con los hombres. Aún más preocupante es la alta incidencia de infarto agudo de miocardio en mujeres jóvenes.
A pesar de estas cifras, el riesgo de ECV en las mujeres continúa siendo inadecuadamente identificado, subestimado y poco estudiado. Las razones de este hecho son varias: poca concienciación sobre este problema por parte de las mujeres y la sociedad en general, pero también por parte de la comunidad médica y científica; las muestras de estudios científicos sobre las mujeres son, en la mayoría de los casos, pequeñas en número, lo que dificulta sacar conclusiones generales; los síntomas de ECV en las mujeres son menos explícitos, lo que resulta en una diagnóstico correcto y oportuno ser pospuesto o camuflado; algunos estudios reportan que las mujeres se adhieren menos a él tratamiento y que también están menos atentos a su salud.
En cuanto a los factores de riesgo, algunos son transversales a ambos sexos y otros marcadamente femeninos.
Entre las primeras se encuentran la hipertensión arterial; dislipidemia; estilo de vida sedentario; smoking diabetes mellitus y obesidad, que tienen diferente prevalencia e importancia en las mujeres. La prevalencia de la obesidad y el sedentarismo, por ejemplo, es mayor en las mujeres. Cuando estos factores de riesgo se asocian además con el tabaquismo y/o con la diabetes, el aumenta el riesgo cardiovascular.
Los riesgos cardiovasculares asociados con las mujeres incluyen: hormonales (relacionados con los niveles de estrógeno: menopausia temprana, terapia de reemplazo hormonal, síndrome de ovario poliquístico); condiciones asociadas con el embarazo (eclampsia, diabetes gestacional, parto prematuro, interrupción del embarazo y restricción del crecimiento intrauterino); Enfermedades autoinmunes (lupus eritematoso sistémico y artritis reumatoide); Terapias asociadas al cáncer de mama (radiación de la pared torácica y cardiotoxicidad asociada a la quimioterapia) y factores psicosociales como la depresión.
Es importante recordar que la transición a la menopausia es un período de riesgo cardiovascular acelerado, asociado a dislipemia y depósitos de placas de ateroma en las paredes arteriales, es decir, un conjunto de alteraciones en los niveles de grasa en sangre que aceleran el proceso de depósito de grasa en la vasos sanguíneos (aterosclerosis) que causa ECV y se caracteriza por colesterol LDL (colesterol "malo") relativamente normal pero HDL bajo (colesterol "bueno") y triglicéridos altos.
Para contrarrestar esta realidad, es necesario centrarse en la prevención, así como aprender a identificar e interpretar los factores de riesgo y los síntomas de estas enfermedades en las mujeres en una etapa temprana. Por último, pero no menos importante, las mujeres también deberían mejorar su nivel de alfabetización en este tema y, sobre todo, controlar más de cerca la salud de su corazón.
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